En diferentes contextos organizacionales y sociales, se puede observar que las relaciones suelen ser débiles, impidiendo el trabajo en equipo y la coordinación de acciones. Esto sucede porque la confianza no alcanza a generarse, Esto no solo sucede en empresas, sino también en familias, relaciones de pareja y amigos. Se suele decir que construir confianza toma mucho tiempo y que destruirla solo toma un momento. Si observamos las frecuentes rupturas en las relaciones, podríamos inferir o admitir que esto es así. Existe la posibilidad de contener y revertir su impacto, pero esto va a depender del compromiso y comunicación que genere la relación.
La acción de confiar en otra persona es un recurso humano renovable. Su renovación, en caso que se haya deteriorado, estará fuertemente vinculada al compromiso declarado en la relación y el modelo de comunicación que le de vida y movimiento a esa relación. Es muy complejo construir o renovar la confianza cuando la relación está fuertemente ligada al paradigma de la razón, es decir, cuando el nivel de conversación tiene como objetivo demostrar el acierto de uno y por ende el error del otro. El paradigma de la razón es demoledor y fuente de gran sufrimiento humano.
La confianza es un tema vital a la hora de cultivar relaciones poderosas, es decir, relaciones que sean fuente de poder para generar resultados en la vida, tanto personal como organizacional. Confiar es una elección de entrega y seguridad respecto de alguien o algo. Generalmente, la mayoría de los individuos son desconfiados y por lo tanto, los paradigmas que atraviesan las relaciones humanas y las diferentes maneras de generar acuerdos entre las personas son con desconfianza.
Pero entonces, ¿cuál es el costo por desconfiar?
Desconfiar de otros o que otros desconfíen de mí, entorpece la coordinación de acciones y retardan los procesos, consumiendo más tiempo y energía. En el entorno familiar o de pareja, desconfiar genera resentimiento, frustración y nos aleja de la relación que deseamos tener con la otra persona.
Los motivos que generan desconfianza suelen ser:
· La pérdida del valor de la palabra, cuando lo que decimos no está en concordancia con lo que hacemos.
· La recurrencia de no cumplir, cuando las promesas no son cumplidas, generando desilusión.
· El miedo a perder, cuando se prioriza no perder en vez de ganar juntos.
· El individualismo, cuando elijo asegurar mi bienestar ante el de otros.
· La inseguridad presente en el entorno.
· El control, cuando creemos que solo existe una manera de ver y hacer las cosas.
La confianza, como recurso para el logro de objetivos en cualquier aspecto de la vida, muestra dos lados: El acto de confiar en otro u otros y el ser confiables para otro u otros. Tal vez en este momento estés pensando que confiar en otro no sería tan difícil, muchas veces es un salto al vacío, pero que puede generar muchos beneficios. La pregunta ahora sería… ¿Y yo? ¿Soy confiable?
Cuando una red de relaciones vive en un ambiente de confianza, el confiar y ser confiable se convierte en una ágil y muy transitable avenida de doble vía, la cual se sustenta sobre una fluida dinámica comunicacional y un solido fundamento de compromiso.
¿Cómo puedo generar confianza?
Sea sincero y sabio: Procure la armonía entre lo que dice y lo que cree en su corazón. Si usted cree que el proyecto no es viable, simplemente sea sincero y con respeto dígaselo a quien corresponda. La sinceridad siempre genera confianza, mientras que adoptar coartadas diciendo lo que no se cree genera incertidumbre y falta de confianza. Ahora bien, ser sincero no tiene que ver con decir todo lo que pensamos y con cualquier persona. La sabiduría, en el decir de Sócrates, no reside en decir lo que pensamos sino en pensar lo que decimos. Parte de esta combinación de sinceridad y sabiduría es también poder reconocer con quien y cuando se mantendrá la conversación.
Sea eficiente: Tener las competencias para una determinada tarea y demostrarlas en la acción, es lo que hace a una persona eficiente y despierta la confianza de quien la elije para contar con ella. Las buenas intenciones no alcanza, por lo tanto es necesario acreditar que se tienen las capacidades para la tarea.
Sea efectivo: La efectividad define la historia de resultados al compararlo con los objetivos propuestos.
Sea parte: Ser parte, involucrado y participe responsable es un gran generador de confianza y es un precioso arte que, desarrollado, despierta en otros no solo la elección de confiar, sino también el deleite de ir juntos en pos del resultado.
En otra ocasión hablaremos sobre la confianza en uno mismo, que está relacionado con otros elementos no incluidos en esta publicación.
Para finalizar me gustaría invitarte a reflexionar sobre lo que acabas de leer, haciéndote las siguientes preguntas: ¿Hay alguna persona en la que no estas pudiendo confiar y no tenés muy claro el por qué? ¿Sentís que hay personas en tu trabajo o en tu familia que no confían en vos? ¿Qué consecuencias te ha traído el no poder confiar o no ser confiable?
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